ICARO evolucionó a pasos agigantados, convirtiéndose en poco tiempo en un caballo de banderillas de alto nivel. Inicialmente se le utilizó para el primer tercio, pero al percatarse de sus facultades Pablo comenzó a sacarle para banderillas, que es donde verdaderamente ha lucido toda su clase.
Este bayo otorga aún más variedad al sentido coreográfico de su jinete, pues con su arrogancia y valor se abalanza sobre los toros, dándole un sitio envidiable a su jinete para clavar las banderillas, todo dentro de un marco escénico de impresionante autenticidad.
Tras un arduo andar por los ruedos Pablo optó por darle un merecido descanso y alejarlo un tiempo de la acción; condición de la que gozó hasta fechas recientes en que Guillermo comenzó a montarlo y de inmediato hubo una comunión total entre caballo y jinete, lo que ha permitido que la afición taurina tenga la oportunidad de volver a deleitarse con las arrogantes estampas que siempre protagoniza este bayo frente a los toros, ahora mayoritariamente bajo la rienda del joven estellés.